domingo, 17 de diciembre de 2017

El bueno, el feo y el malo


Pues hoy vamos a hacer honor a nuestro nombre y vamos a traer tres ultimísimos proyectos para tu valoración. El primero es el Palacio de Justicia de París, de Renzo Piano, autor de nuestro Centro Botín o The Shard, quizá el rascacielos más bello del mundo. Piano vuelve de nuevo al lugar del crimen (el Pompidou) y no para un proyecto experimental y semioculto como la Fundación Pathé (lo que le permitió irse de madre que lo flipas), sino para levantar el edificio que aglutinará todos los equipamientos judiciales que hasta el momento estaban desperdigados por la capital del Sena. Sorprende la elección de arquitecto tan díscolo para un edificio tan serio, pero lo cierto es que el italiano ha sabido diseñar un edificio sobrio y de una gran presencia institucional a base de (quién lo iba a decir) la adición de desangelados paralelepípedos miesianos, uno sobre otro, que van decreciendo en tamaño. Otro que sabe unir contrarios como quien no quiere la cosa: se aferra a su conocido axioma de que París es una ciudad a la que hay que aligerar de su exceso de memoria levantando un edificio neutro de resonancias modernas (qué hay más desprovisto de memoria que un paralelepípedo), pero mantiene su carácter juguetón marca de la casa al superponerlos en lugar de colocarlos uno al lado de otro (como Chipperfield en, precisamente, la ciudad de la justicia de Barcelona, que vaya aburrimiento). El edificio lo tiene todo: es serio como corresponde a su función (qué lejos de los tribunales de Burdeos de Rogers, coautor del Pompidou, un edificio sorprendente cuyas despendoladas formas chocan estrepitosamente con su función como representante de la ley y el orden), pero tiene un puntito transgresor -y por tanto contradictorio aquí- que mira, se agradece. Más información y fotos aquí.

En la segunda foto nos topamos, en plena primera línea de playa de Manhattan, con este edificio del estudio local SHoP. Dos torpes torres (aunque para gustos los colores) que parecen estar como queriéndose mucho. El burdo empalme que las conecta (¿quieres verlo más de cerca? no te lo recomiendo, pero tú mismo) aloja diferentes amenities como piscina, gimnasio y hasta un rocódromo. Eso sí, debe ser un puntazo hacer cardio desde semejante altura y con semejantes vistas. Por cierto, echa un vistazo al edificio que acaban de diseñar para Brooklyn, seguro que te suena.

¿Recuerdas cuando comentábamos que Foster estuvo a punto de construir un edificio en la City londinense al que se dio el apodo de El casco de Darth Vader? Parece que MAD, el estudio chino liderado por Ma Yansong, recogió el testigo y fíjate la que ha montado en Pekín. Pero si es hasta negro (que conste que ellos alegan que está inspirado en las típicas acuarelas chinas de paisajes). En todo caso el contraste entre los bloques ortogonales de la ciudad y el Chaoyang Park Plaza, que así se llama el complejo, es total. Ma Yansong es también famoso por diseñar una pecera. Como lo oyes.



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