domingo, 18 de junio de 2017

Varios



No esperarás que con esta caló hile algo fino. Ahí van pensamientos varios:

La noticia arquitectónica de la semana ha sido sin duda el incendio de la torre Grenfell en Londres, que ya va por 58 muertos. De los muchos comentarios que he leído (aún hay gente que echa pestes de las torres de viviendas, cuando es obvio que, con sus pegas, el verdadero problema es el mantenimiento), me quedo con el de una vecina hablando sobre el recubrimiento de la torre, una de las causas de que la simple explosión de una nevera haya acabado destruyéndola por completo: "Eligieron ese material para que luciera más bonita para los ricos, y ahora ese material ha matado a los pobres" (en El País de hoy). Notting Hill, donde se ubicaba la torre, sufre una galopante gentrificación. El verano pasado la torre había sido restaurada (en una operación que costó 8,6 millones de libras), pero al parecer la empresa decidió ahorrarse un miserable pico (poco más de 6.000 libras) en el revestimiento, que eso sí, daba el pego. Es el signo de los tiempos: eliminar todo lo feo para crear ciudades bonitas, museificadas, puro atrezzo, para que no cese el maná del sacrosanto turista. Ornamento y delito... Un junio chungo para May.

Hemos hablado a menudo de la conexión entre automóvil y arquitectura, especialmente obvia en la publicidad. El penúltimo ejemplo lo protagoniza este video del nuevo C3 Aircross (a la venta a finales de año) ambientado en Tenerife en el que aparecen cameos arquitectónicos del auditorio de Calatrava (un fijo en los anuncios de coches) y, menos conocida (he tenido que navegar un buen rato para descubrirlo), la facultad de Bellas Artes de la universidad de la Laguna a cargo del estudio local GPY; cuánto me recuerda, por cierto, a Fernando Higueras.

Traigo ahora dos casas que me han llamado la atención esta semana, la primera, en Chile, en la que Felipe Assadi y Francisca Pulido juegan con Mies (no te pierdas las fantásticas fotos de Fernando Alda) y otra en la campiña de Kent (de James Macdonald Wright y Niall Maxwell), que Rowan Moore comenta en The Guardian, una casa rabiosamente moderna que en realidad imita a los típicos secaderos de lúpulo de la zona (hace bastantes años pasé una noche en uno, toda una experiencia, la dueña pagaba la rehabilitación ofreciendo alojamiento en plan Bed and Breakfast), de todas formas la angulosa vivienda casi recuerda más a la Casa das Histórias Paula Rego de Souto de Moura en Cascais o a Rossi.

Y hablando de Mies (estoy atacando la reedición de la biografía de Schulze, mucho arroz...), te dejo con este artículo de Manuel Vicent. Buena semana.




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