domingo, 2 de abril de 2017

Hilando fino


"Para recordar, antes de la escritura, el ser humano inventó sistemas de relaciones capaces de facilitar su memoria. Inventó el poema para recordar historias gracias a su ritmo y su cadencia. Inventó las constelaciones para recordar fechas cuando aún no había calendario sobre el que fundamentar sus plantaciones y cosechas. Inventó la arquitectura para preservar la memoria de los hombres.(...)
Cada investigador, poeta, músico o arquitecto ha luchado desde entonces por descubrir y coser partes alejadas del mundo por medio de fórmulas, palabras, sonidos o formas. El trabajo del arquitecto es una exaltación de la secreta tarea de hilar delgado y fino.(...) Porque cada obra vale tanto más por lo que consigue relacionar en ese tejido, las obras vecinas o el pasado, con la materia de la que se constituye, que su propio valor como objeto. Por eso el arquitecto es costurero antes que constructor.
'Con gusto pasaré a la posteridad como un tipo que recorta y pega', dijo alguien sospechoso de todo menos de no aspirar a una posteridad digna: James Joyce". (Santiago de Molina, Hambre de arquitectura).

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