domingo, 22 de mayo de 2016

El andamio industrial



¿Recuerdas la entrada que subí hace unas semanas sobre el andamio poeta? MVRDV, los del edificio Mirador en Madrid, han tomado nota y fíjate la instalación temporal que han montado en Rotterdam, una escalera-andamio de 29 metros de altura y 180 escalones con la que quieren rendir homenaje a la reconstrucción de la ciudad, arrasada en la Segunda Guerra Mundial (lo descubro en Designboom). El edificio en el que se apoya es el Groot Handelsgebouw (1953), que la web de diseño menciona de pasada sin ni siquiera dar cuenta de su autor, Hugh Maaskant, el arquitecto que más hizo por recomponer la desventrada capital del Mosa (que por cierto se dice Maas en holandés, así que el apellido de nuestro arquitecto no puede ser más premonitorio). Hugh (o Huig), que se consideraba con sorna el arquitecto más grande de Holanda (medía más de dos metros y tenía unas manos descomunales, casi alienígenas) podría ser considerado el Paul Rudolph europeo por su arquitectura brutalista sin concesiones estéticas (con contadas excepciones) y su intensa influencia sobre grandes arquitectos posteriores (si para Foster y Rogers el americano fue referente, para Koolhaas no lo fue menos su compatriota: es curioso que tanto Rem como otros arquitectos holandeses -Winy Maas de MVRDV o Willem Jaun Neutelings entre ellos- tienen sus estudios en edificios de Maaskant), aunque es cierto que un aspecto les distingue por completo: Maaskant, arquitecto industrial, construyó a destajo suturando sin mucho miramiento las brutales heridas de su país tras la guerra con edificios de todo tipo (llegó a diseñar 15.000 viviendas), mientras que Rudolph fue un arquitecto más académico que constructor. Maaskant, que por cierto tenía su despacho en el Groot Handelsgebouw (a veces subía a él en el inmenso montacargas del edificio por no bajarse de alguno de sus típicos cochazos americanos), murió en 1977 dejando tras de sí también edificios icónicos como el Euromaast, el muelle de Scheveningen (una versión actualizada de los típicos piers lúdicos británicos) o nuestro favorito: el edificio para la Johnson Wax, portada del exhaustivo libro (Hugh Maaskant. Architect of Progress) que le dedicó hace un par de años Michelle Provoost con fotos de Iwan Baan.

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